Las células madre
son clave para el mantenimiento de la homeostasis de los tejidos y órganos
maduros y funcionales. Se auto-renuevan y producen descendencia para reponer a
las células dañadas o muertas durante toda la vida de un organismo. Debido a
estas características, las células madre se le consideraba tradicionalmente por
ser inmortal y exenta de envejecimiento. Sin embargo, una capacidad reducida
para reparar los tejidos y un aumento de la susceptibilidad al cáncer durante
el envejecimiento, indica que las células madre pueden sufrir un deterioro
funcional relacionado con la edad.
La biología de
las células madre es un campo en rápido crecimiento que explora las
características y posibles aplicaciones clínicas de la diversidad de células
madre que sirven como progenitoras de tipos celulares más diferenciados. Además
de las potenciales aplicaciones terapéuticas, las células madre derivadas de
pacientes pueden utilizarse como modelos de enfermedad y como una alternativa
para valorar la eficacia de un fármaco. Las células madre y su nicho se están
convirtiendo en el centro de atención de la investigación médica porque
desempeñan funciones clave en la homeostasis y reparación de tejidos y órganos,
que son puntos importantes de la enfermedad y el envejecimiento.
Aún no se ha
establecido la definición de células madre. Originalmente, se planteó a las
células madre como células inespecíficas o indiferenciadas que proporcionaban
una fuente para la renovación de células de la piel, del intestino y de la
sangre a lo largo de la vida. Estas células madre residentes se han
identificado en una diversidad de órganos (p. ej., epitelio de la piel y del
aparato digestivo, médula ósea, vasos sanguíneos, cerebro, músculo estriado,
hígado, testículo y páncreas) basándose en su localización específica,
morfología y marcadores bioquímicos.
La identificación
inequívoca de las células madre necesita de su separación y purificación, que
se basa de manera general en una combinación de marcadores de superficie
celular específicos. Estas células madre aisladas [p. ej., células madre
hematopoyéticas] se pueden estudiar en detalle y utilizarse en aplicaciones
clínicas tales como el trasplante de médula ósea. Sin embargo, la falta de marcadores
de superficie celular específicos para otros tipos de células madre ha
dificultado su aislamiento en grandes cantidades. Este desafío se ha tratado
parcialmente en modelos animales mediante diferentes tipos celulares marcados genéticamente
con proteína verde fluorescente dirigida por promotores celulares específicos.
De manera alterna, se han aislado células madre putativas de diversos tejidos
como células de población lateral utilizando el ordenamiento de células
activadas fluorescentes después de teñirlas.
Es posible
cultivar y expandir a las células madre in vitro para obtener una cantidad
suficiente para su análisis y potencial uso terapéutico. El número y tipo de
células madre en cultivo ha aumentado de manera progresiva, a pesar de que la derivación
in vitro de este tipo de células ha sido un gran obstáculo en su biología. Las
células madre en cultivo que se originan de células madre residentes, con
frecuencia se denominan células madre adultas para distinguirlas de las células
embrionarias (ES, embryonic stem) y de las células germinales embrionarias (EG,
embryonic germ). Sin embargo, considerando la existencia de células madre
específicas de tejido, derivadas del embrión [p. ej., las células madre del
trofoblasto (TS, trophoblast stem cells)] y la posible derivación de células
similares de un embrión/feto [p. ej., las células madre neurales (NS, neural stem)],
es más apropiado utilizar el término células madre hísticas.
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